El hombre desea felicidad. Evita el dolor. Remueve el cielo y la tierra para obtener la felicidad que desea de los objetos sensoriales, y he ahí que se enreda en las redes inextricables de Maya. ¡Pobre hombre! No sabe que esos objetos son perecederos y evanescentes, finitos y condicionados en el tiempo, el espacio y la causación. Y lo que es más, fracasa en obtener de ellos la felicidad deseada. Senda Divina Swami Sivananda
La Felicidad está en nuestras manos, en el silencio, en el Yoga, en la paz interior. Date la oportunidad de encontrar esta ansiada Felicidad. Janaki Alcalá
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